Cuarenta y nueve son ya los arbustos y árboles que he plantado por los alrededores de mi pueblo. No todos han prosperado, aunque eso es algo con lo que hay que contar. Se han perdido diez ejemplares, tanto por malas manos como por motivos meteorológicos adversos, pero hay que celebrar que aún hay treinta y nueve ejemplares en tierra.
A continuación estas dos fotografías muestran una de las especies autóctonas plantadas y su delicada adaptación en un transcurso de seis meses:
Se acerca el verano y no es momento de añadir especies al entorno ya que no resistirían el fuerte calor en un momento tan delicado como es la adaptación. En casa aguardan semilleros con esquejes de “Hedera Canariensis Willd” una enredadera propia de riscos de la Laurisilva, caideros y zonas rocosas y húmedas donde se encuentran de forma natural también en Tenteniguada.
Una vez arraigan en los semilleros, se incorporarán entrando el otoño a las paredes de piedra de los cercados del pueblo, con la intención de embellecer algunos muros.